Page 28 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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arañas habían tejido complicados diseños con sus
redes. Además, algunos tablones del porche se
habían levantado y mostraban una curvatura
preocupante. Joe no sabía mucho de madera ni de
construcción, pero sabía que si quería que el porche
volviese a su ser, tendría que reemplazar esos
tablones.
A continuación empezó a rodear la casa para
observar el exterior. En la parte de atrás encontró
(gracias a Dios por los pequeños favores) un pozo
de piedra que alguien había cubierto con tablones y
rocas pesadas, y también una desvencijada mesa de
trabajo que el tiempo había arruinado
completamente. También encontró los restos de un
cobertizo, o acaso una caseta de herramientas, que
se había venido abajo en algún momento. Joe no
necesitaba un cobertizo; pensó que toda aquella
madera ardería bien en el invierno.
Después se enfrentó a la puerta principal. Tenía un
juego de tres llaves que los años habían vuelto
quebradizas y herrumbrosas, y allí había un
candado que parecía sacado de una máquina del
tiempo. Era grande, grueso y oxidado, pero para su
sorpresa, el mecanismo interior reaccionó
inmediatamente cuando introdujo la llave.
Mientras retiraba la cadena del asa se dijo que
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