Page 29 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
P. 29
ninguno de los candados modernos que había
tenido había aguantado más de un par de años;
¡bravo por la tecnología de engranajes y muellecitos
de finales de 1800!
La puerta fue otra cosa. La humedad había
hinchado la madera, y aunque la segunda llave se
ocupó de la cerradura también sin problemas, tuvo
que golpearla fuertemente con el hombro, hasta
cuatro veces, para que la hoja girara sobre las
crujientes bisagras. En cuanto se abrió, un olor
penetrante a humedad, a sótano oscuro y a polvo le
atizó en la nariz como una bofetada.
Tosió dos y tres veces y se pasó la mano por la nariz
como haría un gato que intenta asearse. Esta
protestó con un picor hormigueante. Demasiado
polvo, sin duda, y demasiada humedad. Tendría
que ventilar la casa y mantenerla abierta varios días
seguidos. Seguramente no podría dormir en ella en
todo ese tiempo, pero tampoco le importaba: el
interior del coche había demostrado ser
suficientemente cómodo y estaban en la temporada
cálida. El frío y la nieve no llegarían hasta después
del verano.
El interior, como descubrió a continuación, no
estaba demasiado mal, aunque olía como una
tumba. Después de abrir todas las ventanas se
28

