Page 27 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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la profusión de astros era tan apabullante como
hermosa.
Era precioso, y lo tomó como un pequeño anticipo
de las muchas cosas hermosas que vería en su
nueva vida.
Se quedó dormido con una pequeña sonrisa
impresa en el rostro, mirando las estrellas.
Al día siguiente, Joe se despertó con los primeros
rayos del sol. No había esperado dormir sin
interrupciones en un sitio tan incómodo, pero
supuso que el viaje lo había agotado mucho más de
lo que pensaba.
Salió del Chevrolet, que estaba completamente
recubierto por una fina capa de humedad, y se
enfrentó a la casa por primera vez a la luz del día.
Lo primero que le llamó la atención fue el tupido
bosque que se levantaba en el margen occidental;
este le había pasado desapercibido en la oscuridad.
Estaba tan cerca que era una suerte que ninguno de
aquellos troncos hubiera caído sobre el tejado en
mitad de algún vendaval. Luego se fijó en la casa.
A la luz de la mañana, parecía un poco más
pequeña de lo que había imaginado, y el color de la
madera se veía algo más deslucido. El musgo se
había encaramado en cada una de las rendijas, y
algunos troncos presentaban surcos donde las
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