Page 289 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—¿Qué pasa?



            —¡Hay alguien aquí con nosotros!



            —¿Qué?



            —¡JODER, COÑO! ¡ESTÁ AQUÍ MISMO!




            Allen llegó a su lado; los haces se cruzaron en la


            oscuridad, iluminando la caverna sin revelar nada.


            Los  dos  hombres  giraban  uno  contra  el  otro,


            espalda  contra  espalda,  iluminando  alrededor.


            Cuando  se  quedaron  quietos,  después  de  unos


            instantes,  la  quietud  de  la  cueva  descendió  de


            nuevo sobre ellos.




            —Pero… ¿quién, Joe? —preguntó Allen por fin.



            —¡Joder! ¡Lo he visto!



            —¿A quién? ¿A quién has visto?



            Joe, lívido, iluminó repentinamente el techo como



            si  esperase  encontrar  allí  lo  que  buscaba,  sin


            resultado.



            —Lo he visto, tío, ¡por un puto segundo! ¡Tiene que


            estar por aquí, escondido!



            —¡Vale! Pero ¿a quién? —Y añadió en voz baja—:


            ¿Era…? ¿Era él?




            Joe no contestó inmediatamente, seguía intentando


            agudizar  el  oído.  La  impotencia,  el  miedo  y  la








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