Page 307 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—¿En  serio?  —preguntó  Allen,  recorriendo  los


            rieles con su haz—. ¡Porque no veo que haya ni una


            puta  roca  encima  de  las  traviesas,  ni  siquiera  un


            poco de polvo, Joe!



            Joe se acercó para comprobarlo, con los ojos muy


            abiertos. Su amigo tenía razón. Aunque era obvio


            que las vías habían sido usadas, tenían un aspecto



            como si acabasen de instalarlas, bien mantenidas,


            cuidadas y engrasadas. No sabía qué pensar, pero


            la  presencia  de  aquellas  vías  en  aquel  túnel


            despertaba  en  él  una  sensación  de  miedo,  de


            irrealidad, de manifiesto rechazo. Por más que le


            daba vueltas no encontraba ninguna explicación.



            —Sigamos  —resolvió  al  fin,  echando  a  andar—.



            Solo sigamos y ya veremos qué encontramos.



            —Esto es de locos —soltó Allen, pero se descubrió


            andando  detrás  de  su  compañero.  Los  haces  de


            ambos  se  dirigían  ahora  hacia  delante,  como  si


            esperasen  que,  en  cualquier  momento,  un  tren


            negro cargado de corazones del tamaño del hígado


            de una vaca se los fuera a echar encima.




            Diez minutos más tarde encontraron algo más: una


            señal mecánica, un semáforo para trenes. El poste


            nacía  en  el  suelo,  recto  como  el  palo  de  un


            espantajo, al lado de la vía, desplegando un único


            brazo hacia un lado. El brazo era de un rutilante




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