Page 311 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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mayor parte de las ventanas habían saltado por los


            aires, los adoquines de las aceras se desordenaban


            como las piezas mal acopladas de un puzzle. Un


            cartel colgaba de una verja de madera: «BOWLEY


            WALK». Había farolas caídas sobre el asfalto, y al


            pie  de  una  de  las  viviendas,  un  Rover  pequeño,


            moderno, de color gris metalizado.




            —Por  Dios  —dijo  Joe,  tapándose  la  boca  con  la


            mano.



            —¿Qué…? ¿Qué es esto, Joe?



            Joe no dijo nada. Caminó hacia la calle y empezó a


            andar por el asfalto atravesado por enormes grietas.



            Algunos trozos habían saltado y estaban esparcidos


            por  todas  partes,  impregnando  el  aire  del  olor  a


            bitumen.  Era  una  intersección  en  T,  con  una


            carretera que no iba a ninguna parte; como en el


            caso de la vía, el asfalto llegaba hasta los márgenes


            de la cueva y, sencillamente, desaparecía. Lo mismo


            ocurría con las casas.




            —¡JOE! —gritó Allen en ese momento—. ¡JOE, JOE!



            Corrió hacia él. Estaba de pie en mitad de la calle,


            con  las  piernas  separadas  y  la  cabeza  inclinada


            hacia atrás, iluminando algo con la linterna. Era un


            árbol  que  crecía  entre  el  césped  que  bordeaba  la


            acera, rodeado de hojas caídas, justo al borde de la


            caverna. La mayoría estaban recortadas, pero con



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