Page 302 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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De pronto, los dos hombres se miraron.



            El ruido había eliminado la rabia furiosa que casi


            los había dominado un momento antes. Allen bajó


            la  cabeza  un  instante,  pero  cuando  volvió  a


            levantarla, Joe le dio una palmada en el hombro sin


            añadir nada. No hacía falta; los dos sabían lo que


            había pasado, y sobre todo, por qué.




            Dejaron  que  pasara  un  tiempo,  manteniendo  el


            oído alerta a cualquier sonido extraño que pudiera


            llegar por el túnel. Joe cerró los ojos y se entregó a


            sus  ejercicios  de  respiración.  Allen  estuvo


            jugueteando con una roca de fascinante aspecto. Le


            gustaba sentirla en la mano, grande y dura, también


            terrible,  como  un  arma  arrojadiza;  era  Joe  el  que



            llevaba el arma y se sentía algo desnudo.



            —Bueno  —dijo  al  fin—.  ¿Por  dónde  vamos  a


            seguir?



            —He estado pensando —dijo Joe—. ¿No te parece


            que… esa cosa… es aquí un poco más fuerte?




            Allen se miró las manos. En la derecha llevaba la


            piedra.



            —Sí… Ahora que lo dices… Sí, definitivamente.



            —Es buena señal, ¿no te parece? Debe haber una


            fuente. Pete… y el corazón… deben de estar cerca



            de esa fuente.




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