Page 66 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—En 1958 la cueva llamó la atención de los
espeleólogos. Hubo un grupo canadiense que
formó coalición con un grupo coreano, y
trasladaron aquí numerosos equipos, incluyendo
vehículos y no sé qué más. Eran diecisiete personas,
casi todos con formación universitaria, y al menos
diez tenían más experiencia explorando cuevas que
yo meando en la nieve. La primera noche tuvieron
que trasladar a dos de ellos en un camión. Uno le
había clavado una cuchara de postre a otro por un
tema de raciones, y luego se tiró por un abismo de
doce metros. Se rompió las dos piernas.
Joe dejó escapar un pequeño bufido.
—Pero…
—Déjame continuar —pidió Pete—. Al día
siguiente, por la noche, seis de ellos cogieron los
vehículos y se fueron dejando todas sus cosas. Al
parecer, habían discutido de una manera terrible
con el resto del equipo. El periódico local publicó
una breve nota: uno de ellos había ingresado con un
grave ataque de nervios; a otro se le había puesto el
pelo blanco, literalmente, y del resto, dos tenían
heridas graves en la cara y las manos,
presumiblemente como resultado de alguna pelea.
Cuatro días después, encontraron a uno de los
coreanos tambaleándose en la carretera por la que
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