Page 72 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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vuelto  loca,  sí,  qué  putada…  Pero  apuesto  a  que


            debe haber alguna explicación.



            —Pero, Joe…



            —¡Cállate! Es una mierda, Pete. Estás chaveta. Eres


            un alucinado, un condenado chiflado.




            —Joe…



            —¡Cállate! —dijo, llevándose el pliegue del brazo a


            la nariz—. ¡Dios, no lo soporto, el aliento te huele a


            culo de mono! ¡No digas ni una palabra más!



            De  repente,  Joe  se  calló.  Se  había  acercado  unos



            pasos a Pete y estaba prácticamente encima de él


            con los puños cerrados. Ni siquiera sabía cuándo se


            había movido hacia el anciano. Le miraba la boca


            con concentración obsesiva, tan asqueado como se


            podía  estar.  Odiaba  los  restos  de  saliva  seca  en


            aquellos labios, la piel arrugada, la suave forma de


            la  mandíbula,  demasiado  picuda  para  su  gusto.


            Pero  Pete  ni  siquiera  había  levantado  las  manos


            para  protegerse,  se  limitaba  a  mirarlo  con  una



            expresión de profunda tristeza. Eso hizo que el velo


            blanco  de  ira  repentina  se  retirase  de  nuevo.  Era


            Pete,  por  el  amor  de  Dios,  solo  Pete.  Tenía  la


            dentadura de un anciano de setenta años que ha ido


            poco al dentista, pero eso no quería decir nada. Era


            un buen hombre, y le había ayudado tanto…







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