Page 11 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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Con  el  rugido  de  la  ola  a  nuestras  espaldas,

        serpenteamos entre las piedras negras pulidas por el agua y

        la arena, hasta que llegamos a la cápsula eyectable de Jerry.


        El dracón se detuvo, apoyó su hombro en el artefacto ovoide

        y  se  puso  a  hacerlo  rodar  colina  arriba.  Comprendí  la

        intención  de  Jerry.  La  cápsula  contenía  todo  el  equipo  de


        supervivencia y alimento que ambos conocíamos.



               —¡Jerry! —grité en medio del retumbar de la ola que se

        acercaba rápidamente—. ¡Quítame esta vara y te ayudaré! —

        El dracón me miró, con el ceño fruncido—. ¡La vara, kizlode,

        sácamela!




               Incliné  la  cabeza  señalando  mi  brazo  extendido.  Jerry

        puso una roca bajo la cápsula para evitar que rodara hacia

        abajo, luego desató rápidamente mis muñecas y sacó la vara.

        Los dos apoyamos los hombros en la cápsula, y la hicimos

        rodar a toda prisa hacia un terreno más alto. La ola rompió y


        trepó con celeridad ladera arriba hasta que llegó a nuestros

        pechos. La cápsula flotó como un corcho, y eso fue todo lo

        que pudimos hacer para mantenerla controlada, hasta que el


        agua retrocedió y dejamos inmovilizada la cápsula entre tres

        grandes peñascos. Me quedé inmóvil, resoplando. Jerry cayó

        en  la  arena,  su  espalda  apoyada  en  una  de  las  rocas,  y


        contempló el agua, que volvía a precipitarse hacia el mar.



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