Page 69 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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Era Jerry. Solté la carga que llevaba y corrí hacia la grieta
del acantilado que servía de senda hasta los árboles más
elevados. Jerry chilló de nuevo y yo resbalé y rodé hasta
llegar al lecho de roca a la misma altura de la entrada de la
cueva. Me precipité hacia ella, corrí por el pasadizo y llegué
a la cámara. Jerry se retorcía en su lecho, hundiendo los
dedos en la arena. Caí de rodillas junto al dracón.
—Estoy aquí, Jerry. ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que va mal?
—¡Davidge!
El dracón tenía los ojos en blanco y no veía nada. Su boca
se movió en silencio, después estalló en otro grito.
—¡Jerry, soy yo! —le agarré por los hombros,
sacudiéndole—. Soy yo Jerry. ¡Davidge!
Jerry volvió la cabeza hacia mí, hizo una mueca y apretó
los dedos de una mano en torno a mi muñeca izquierda con
fuerza.
—¡Davidge! Zammis… ¡Algo va mal!
—¿Qué? ¿Qué puedo hacer?
Jerry chilló otra vez; después su cabeza cayó sobre el
lecho como si se hubiera desmayado. El dracón luchó por
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