Page 73 - Enemigo Mío - Barry B. Longyear
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intentando escapar a la sofocante presión de la matriz del

        dracón.  Yo  la  odiaba;  odiaba  a  la  maldita  criatura  como

        nunca  había  odiado  ninguna  otra  cosa.  Sus  forcejeos  se


        debilitaron y acabaron por cesar.



               —Presenta  a  Zammis  ante  los  archivos  Jeriba.

        Júramelo…



               —Lo juro…



               Levanté la otra mano, inserté mis pulgares en el pliegue

        y lo abrí con suavidad. Aumenté la fuerza, después desgarré


        el  vientre  de  Jerry  como  un  demente.  El  pliegue  estalló,

        humedeciendo  la  parte  delantera  de  mi  chaqueta  con  el

        fluido  claro.  Manteniendo  abierto  el  pliegue,  vi  el  cuerpo

        tranquilo de.




               Zammis  acurrucado  en  una  cavidad  llena  de  fluido,

        inmóvil.



               Vomité. Cuando no me quedó nada que arrojar, metí las

        manos en el fluido y las puse bajo el infante del dracón. Lo

        alcé,  enjugué  mi  boca  con  la  manga  izquierda,  la  apreté


        contra la boca de Zammis y abrí los labios de la criatura con

        mi mano derecha. Tres, cuatro veces, inflé los pulmones del

        niño, y después éste tosió. Luego lloró. Até los dos cordones





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