Page 435 - El Jugador - Iain M. Banks
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producir drogas (lo cual era cierto) gracias a las glándulas

            extirpadas  a  tiernos  infantes  en  operaciones  horrendas


            que siempre terminaban con la muerte de los donantes (lo

            cual  no  era  cierto).  Los  medios  de  comunicación  no

            parecían capaces de ponerse de acuerdo sobre los efectos


            de esas drogas, y las dos teorías más en boga era que le

            convertían  en  un  super‐ordenador  o  en  un  maníaco

            sexual  (o  en  las  dos  cosas  a  la  vez,  según  algunos


            artículos).

                  Una  agencia  logró  tener  acceso  a  las  Premisas  de

            Gurgeh redactadas por la nave y confiadas a la custodia

            del  Departamento  de  Juegos.  Las  Premisas  fueron


            consideradas  como  un  perfecto  ejemplo  de  la  doblez  y

            perversiones  típicas  de  la  Cultura;  una  especie  de

            recetario para provocar la anarquía y la revolución. Las

            agencias adoptaron tonos más calmados y reverentes y


            elevaron  una  súplica  al  Emperador  para  que  «hiciera

            algo» respecto a la Cultura, culparon a los altos cargos del

            Almirantazgo  por  llevar  décadas  sabiendo  todo  lo  que


            había  que  saber  sobre  esa  pandilla  de  asquerosos

            pervertidos  y,  aparentemente,  no  haberles  dejado  bien

            claro quién mandaba en el cosmos o haber acabado con


            ellos (una agencia que se caracterizaba por su osadía llegó

            al extremo de afirmar que el Almirantazgo no estaba muy






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