Page 22 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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de saber si estaba lleno o ya vacío; lucharía con él de vuelta
hacia su armario y, si allí descubría que estaba vacío, se
habría terminado su vida. Una vez a la semana tenía que
efectuar una partida de esta curiosa forma de ruleta rusa
espacial.
Oyó un rugido en sus oídos; el aire del interior de su
escafandra estaba enrareciéndose rápidamente. Impelió el
masivo cilindro hacia la compuerta, se agachó para dejarlo
pasar sobre su cabeza, y se empujo tras de él. Giró el
tanque, haciéndolo pasar por la compuerta. Habían pasado
cuatro minutos, y se estaba estremeciendo y a punto de
perder el sentido. Guió el tanque a lo largo del corredor de
la cubierta principal y lo introdujo en el armario de
herramientas.
Cerró la puerta de un portazo, la aseguró, halló un martillo
en un estante, y golpeó con él tres veces contra el helado
tanque para soltar su válvula. Giró la manecilla con una
mueca. Se soltó con sus últimas fuerzas el casco del traje
para no sofocarse en su interior mientras el armario se
llenaba de aire... si es que este tanque contenía aire. Se
desmayó, como tantas otras veces antes, sin saber nunca si
esta vez ya era la muerte.
—¿Quién eres?
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