Page 299 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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revolución alrededor del Sol. Habían estado viajando una
distancia de seiscientos cincuenta millones de kilómetros.
Su excesiva velocidad fue igualada por la rapidez de los
computadores de defensa terrestres, que trazaron e
interceptaron esos regalos de Año Nuevo de los Satélites
Exteriores en el espacio de pocos microsegundos. Una
multitud de brillantes nuevas estrellas chisporrotearon en
el cielo y se desvanecieron; eran bombas detectadas y
detonadas a ochocientos kilómetros por encima de sus
objetivos.
Pero era tan escaso el margen entre la velocidad de la
defensa y la del ataque, que muchas lograron pasar.
Atravesaron el nivel de las auroras, el de los meteoros, el
límite de la penumbra, la estratosfera, y cayeron a la Tierra.
Las invisibles trayectorias terminaron en convulsiones
titánicas.
La primera explosión atómica que destruyó Newark agitó
la mansión Presteign como un increíble terremoto. Los
suelos y las paredes temblaron, y los invitados fueron
lanzados en montones junto con el mobiliario y decorados.
El temblor fue seguido por otro temblor cuando la lluvia
descendió al azar sobre Nueva York. Los relámpagos de
brillante luz en el horizonte eran ensordecedores,
anonadadores, aterradores, los sonidos, los
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