Page 319 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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Yʹang—Yeovil vio que los labios de ella no se movían.



           —Ah, ¿es usted telépata, señorita Wednesbury? ¿Cómo es

           esto posible? Creí conocer a cada uno de los telépatas del

           Sistema.



           —No soy una telépata completa. Soy una telemisora. Tan


           sólo puedo emitir... no recibir.


           —Lo  cual,  naturalmente,  la  convierte  en  inútil  para  el


           mundo. Ya veo —Yʹang—Yeovil le lanzó una mirada de

           simpatía—.  Es  una  mala  cosa,  señorita  Wednesbury...  el

           estar sometida por todas las desventajas de la telepatía y


           privada de sus ventajas. Lo siento, créame.



           —¡Bendito sea! Es el primero que se da cuenta de ello sin

           que se lo tenga que decir.



           —Cuidado,  señorita  Wednesbury.  La  estoy  recibiendo.

           Ahora dígame, ¿qué hay de las Escaleras Españolas?



           Hizo  una  pausa,  escuchando  atentamente  su  agitada

           telemisión:




           —¿Por qué nos perseguía? ¿A mí? Beligerante enemi... ¡Oh,

           Dios mío! ¿Me harán daño? Tortura y... Información. Yo...



           —Querida  muchacha  —le  dijo  cariñosamente  Yʹang—

           Yeovil,  tomando  sus  manos  y  apretándoselas  con




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