Page 46 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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hinchado por una gangrena maloliente, y un lado de su
cabeza estaba en carne viva. Lo llevaron a la enfermería del
crucero y cerraron cuidadosamente con cortinas su tanque:
Foyle no era una visión agradable ni siquiera para los duros
estómagos de la marinería espacial.
Parchearon sus restos dentro del tanque amniótico
mientras completaban su turno de vigilancia. Cuando
regresaron a la Tierra, Foyle recobró el conocimiento y
burbujeó palabras que comenzaban con V. Sabía que estaba
salvado. Sabía que sólo el tiempo se alzaba entre él y su
venganza. El enfermero de la nave lo oyó exultar en su
tanque y apartó las cortinas. Los ojos peliculados de Foyle
miraron hacia arriba. El enfermero no pudo contener su
curiosidad.
—¿Me escucha? —murmuró.
Foyle gruñó. El enfermero se inclinó más.
—¿Qué pasó? ¿Quién demonios le hizo eso?
—¿Qué? —graznó Foyle.
—¿No lo sabe?
—¿Qué? ¿Qué pasa?
—Espere un minuto, eso es todo.
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