Page 96 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—También  yo;  pero,  de  nuevo,  no  garantizo  nada.  De

           acuerdo. Esperen instrucciones. Voy a desmoronar a Foyle.



           —¿Dónde lo tiene?



           Dagenham negó con la cabeza.



           —Esta habitación no es segura —desapareció.



           Jaunteó  por  Cincinnati—New  Orleans—Monterrey  hasta

           la ciudad de México, en la que apareció en el Pabellón de


           Psiquiatría  del  gigantesco  hospital  de  las  Universidades

           Combinadas de la Tierra. Pabellón era una palabra poco

           adecuada para designar aquella sección que ocupaba todo

           un  barrio  de  la  ciudad  que  era  el  hospital.  Dagenham


           jaunteó hasta el cuadragésimo tercer piso de la División de

           Terapia  y  miró  al  interior  del  tanque  aislado  en  el  que

           flotaba,  inconsciente,  Foyle.  Luego  se  enfrentó  al

           distinguido caballero barbudo que estaba allí.




           —Hola, Fritz.


           —Hola, Saúl.




           —Es  maravilloso  que  el  Jefe  de  Psiquiatría  atienda  a  un

           paciente por mi.



           —Creo que te debemos muchos favores, Saúl.







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