Page 153 - Mundos En El Abismo - Juan M. Aguilera
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parados en los bordillos o aparcados frente a


           los edificios. La ciudad no parecía haber


           sufrido demasiado el asedio. Algunos edificios


           habían sido reducidos a cascotes, y otros


           mostraban la huella de ya extintos incendios.


           Estos edificios se alternaban en altura entre



           uno y tres pisos, de acuerdo con la moda local


           todavía no contaminada por la superpoblación,


           y la especulación del suelo. Eran de diseño


           macizo, pintados en tonos pastel y poseían


           patios                escalonados                       decorados                      con


           invernaderos en miniatura. Parecía mentira


           que aquella ciudad hubiera pasado por un



           infierno hacía apenas dos meses. Por todas


           partes la actividad había retornado a la


           normalidad: los pequeños quioscos recibían la


           prensa a aquellas horas y cientos de comercios


           abrían a lo largo de su recorrido.


              Tal vez sería la costumbre - pensó Jonás - las


           guerras                no          eran            precisamente                      algo


           extraordinario en la Utsarpini.


           De todas formas, la Universidad seguía





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