Page 53 - Mundos En El Abismo - Juan M. Aguilera
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una bandeja de alimentos, y volvían más tarde


           para contar suspicazmente los platos y


           utensilios, y luego se alejaban hasta que se


           veía obligado a llamar a sus tantrin para su


           expedición a las letrinas.


              Pronto perdió la noción del tiempo, las luces



           no se encendían ni se apagaban nunca. Le


           habían quitado el reloj, así como todas  sus


           pertenencias personales... Ni siquiera le


           habían dejado los cigarrillos. De modo que


           cuando finalmente un grupo de botas militares


           se detuvo frente a la puerta de su celda, y la


           llave arañó la cerradura por última vez,



           Jonás no tenía ni idea del tiempo que llevaba


           allí. Tal vez tres días, a juzgar por el número


           de comidas que había hecho.


           Pero no podía estar seguro.

























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