Page 322 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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me puse las pesadas charreteras y fijé la
bolsa de la máscara antigás al cinturón.
Las calles estaban muy cambiadas, y me
sorprendió comprobar que no todos los
cambios desde mi época hasta el presente
habían sido para peor. La eliminación de los
sucios caballos, del humo de los fuegos
domésticos y de los gases de los coches —
todo para preservar la calidad del aire en la
Bóveda— había dado lugar a algo de
frescura. En las avenidas principales, la
carretera estaba recubierta de un nuevo
material cristalino más resistente, que
mantenía limpio una cadena de obreros, con
carros provistos de cepillos y aspersores. La
carretera estaba repleta de bicicletas,
rickshaws y tranvías eléctricos, guiados por
cables que lanzaban destellos azules en la
oscuridad; pero había nuevos caminos para
los peatones, llamados Filas, que corrían por
las fachadas de las casas a la altura del
primer piso, y en el segundo y tercer piso en
algunos lugares. Puentes, ligeros y airosos,
unían las Filas por encima de las carreteras a
intervalos, dando a Londres —incluso en
aquella oscuridad estigia— un aspecto
vagamente italiano.
Moses llegó a ver más de la vida de la ciudad
que yo, y me informó de las bulliciosas
tiendas del West End —a pesar de las
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