Page 324 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Recordaba Hyde Park como un lugar
civilizado: atractivo y tranquilo, con amplios
paseos y árboles desperdigados. Algunas de
las características que recordaba seguían allí
—reconocí la cúpula verde cobriza del
quiosco de música, donde podía oír a los
mineros galeses cantar himnos al unísono—,
pero esa versión del parque era un lugar de
sombras, rotas sólo por las islas de luz
alrededor de las farolas. La hierba había
desaparecido, muerto sin duda, tan pronto
como se había ocultado el sol, y la mayor
parte de la tierra desnuda había sido cubierta
con maderas. Le pregunté a Wallis por qué
no se habían limitado a cubrir el parque con
cemento; me dio a entender que a los
londinenses les gustaba pensar que algún día
la horrible Bóveda sería demolida, y que su
hogar volvería a tener la belleza de antaño,
parques incluidos.
Una parte del parque, cerca del quiosco de
música, era un barrio de chabolas. Había
tiendas, cientos, colocadas alrededor de un
edificio de cemento que resultó ser la cocina
y baño comunes. Adultos, niños y perros se
paseaban por entre las tiendas continuando
el aburrido proceso de vivir.
—El pobre Londres ha recibido muchos
refugiados en los últimos años —me explicó
Wallis—. La densidad de población es
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