Page 553 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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Se oyeron gritos.
—Pristichampus... ¡es un Pristichampus!
Cuidado...
Y ciertamente el bramido era el característico
de aquel inmenso cocodrilo de tierra. La
gente corría, y yo busqué un arma,
maldiciéndome por estar tan poco
preparado.
Entonces otra voz, más amable y familiar
flotó en el aire.
—¡Hola! No tengáis miedo... ¡mirad!
El pánico se calmó, y se oyeron risas.
El Pristichampus —un macho orgulloso—
entró majestuoso en el espacio frente al
salón. Nos echamos atrás para dejarle sitio, y
sus grandes patas con pezuñas dejaron
marcas en el arena... ¡y sobre la espalda, con
una gran sonrisa y el pelo rubio flameando
bajo la luz del sol, estaba Stubbins!
Me acerqué al cocodrilo. La piel escamosa
olía a carne podrida, y uno dejos fríos ojos
estaba clavado en mí, siguiéndome al
moverme. Stubbins me sonrió de nuevo;
sostenía en las manos riendas hechas con
lianas trenzadas atadas alrededor de la
cabeza del Pristichampus.
—Stubbins —dije—, esto sí que es un logro.
—Sí, bien, hemos usados los Diatryma para
tirar de un arado, pero esta criatura es
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