Page 589 - Hijos del dios binario - David B Gil
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desconcertante joven que parecía sentir la
necesidad de comportarse como una auténtica hija
de perra para compensar su encantador aspecto.
—Vamos —la llamó Daniel—, Clarice se
reunirá después con nosotros, será la encargada de
llevarnos hasta Singapur.
Alicia tardó un instante en reaccionar.
—Dame un momento, quisiera ir al baño. —Y
sin esperar respuesta, se encaminó a los aseos de la
zona VIP. Aunque no sabía muy bien qué esperaba
encontrar allí.
Se adentró en un pasillo revestido de mármol
negro atravesado por filamentos de luz rosa, que
desembocaba en una pila de lavabo y un espejo de
estilo rococó. «¿Qué se metía el decorador?», se
preguntó, mientras observaba que, a la izquierda
del tocador, se encontraba la entrada al baño de
señoras, y a la derecha, el de caballeros. Cerró los
ojos, tomó aire, y entró por la puerta de la derecha.
Afortunadamente, solo una persona hacía uso
del aseo: un orondo viajero con mostacho a juego
silbaba distraídamente frente a uno de los
urinarios. En cuanto vio entrar a Alicia, el buen
hombre se giró azorado, dándole la espalda
mientras la miraba, entre el pudor y la
desaprobación, por encima del hombro.
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