Page 590 - Hijos del dios binario - David B Gil
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—Excuse moi —dijo Alicia, interponiendo una
mano entre sus ojos y el sorprendido caballero—.
Será solo un momento.
Y para indignación de aquel señor, que había
visto interrumpido su momento de desahogo, la
intrusa, en lugar de girar en redondo para salir de
allí, pasó junto a él y se encerró en la tercera cabina
del aseo.
Alicia bloqueó la puerta y se apoyó contra ella.
¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Miró a su
alrededor, en el techo y en el suelo, pero no había
nada a la vista. Tampoco parecía haber huecos
donde esconder algo: la cisterna estaba integrada
en la pared y el inodoro tenía un sistema de lavado
a presión, por lo que no había soporte para el papel
higiénico ni papelera.
Alguien tocó a la puerta, sobresaltándola.
—Madame, ce n’est pas votre toilette —dijo el otro
ocupante del baño.
Ella giró sobre sí misma, tratando de ganar
tiempo para desentrañar lo que le había querido
decir Girard.
—Solo un momento —respondió—, es una
urgencia.
Y descubrió que alguien había dibujado en la
puerta del aseo una flecha que apuntaba hacia
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