Page 700 - Hijos del dios binario - David B Gil
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Daniel alcanzó la superficie y se sacó el casco
para respirar profundamente. Ni siquiera los filtros
eran capaces de eliminar el hedor a miseria y
mierda química que desprendían aquellos «altares»
consagrados al nuevo dios. Se pasó la mano por la
frente y volvió a inspirar el aire de esa noche, que
le llenaba los pulmones de angustia y le hacía
exhalar frustración.
Allí, en los arrabales de Singapur, sobre una
isla que navegaría a la deriva si no fuera por los
anclajes que la encadenaban al estrecho de Johor, se
sintió desesperar por primera vez en mucho
tiempo. Se encontraba impotente, perdido mientras
el reloj dilapidaba, minuto a minuto, sus
posibilidades de encontrarla con vida. Todo
dependía de él. Sabía que recurrir a Inacorp sería
en vano: si Alicia estaba en manos de Hsen Sek o
de Fenris, la gente de Inamura no podría
encontrarla en una noche. Y tratar de contactar con
sus enemigos era una estupidez, pues no tenía
nada con lo que negociar.
Cerró los ojos e intentó aislarse de las
circunstancias para pensar sin ansiedad: debía de
haber alguna forma, una salida que se le pasaba
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