Page 697 - Hijos del dios binario - David B Gil
P. 697

El demonio de ojos castaños dejó caer más peso


           sobre  la  rodilla  y  el  brujo  se  retorció  como  una


           lagartija  bajo  una  bota.  No  aflojó  hasta  que  las


           lágrimas comenzaron a resbalar por las mejillas de



           Yuen. Entonces, apoyó bajo su mentón la punta de


           una pistola.


                  —¿Qué has hecho con ella?


                  —Te  digo  la  verdad  —le  aseguró  entre


           sollozos—:  le  propuse  hacer  turismo  por  el  otro


           lado, pero no le gustó la idea, así que se largó. No


           sé nada más de ella.



                  Daniel lo agarró por la correa del pantalón y lo


           puso  en  pie,  para  después  empujarlo  a  través  del


           pasillo en dirección al salón. Allí encontró justo lo


           que esperaba: una tumba de mísera decadencia en


           la que rostros vacíos susurraban y se estremecían.


           Sus mentes estaban tan entumecidas que percibían


           este  mundo  a  través  de  un  velo  gris,  y  ya  solo


           reaccionaban  ante  la  hiperestesia  de  los  impulsos


           descargados                    directamente                    en         su         cerebro.



           Afortunadamente, ninguno de aquellos rostros era


           el de Alicia.


                  —Ponte de rodillas —ordenó al brujo.


                  —¡Tío, qué coño te pasa!


                  Daniel le dio una patada en las corvas y Yuen


           cayó de rodillas. Tiró de la corredera de la pistola y




                                                                                                            697
   692   693   694   695   696   697   698   699   700   701   702