Page 715 - Hijos del dios binario - David B Gil
P. 715
preocupaba —bromeó Nicholas, y se sorprendió de
conservar algo de sentido del humor.
Eugene ni se molestó en torcer el gesto; en su
lugar, señaló el reloj.
—Las nueve y dieciséis. A las nueve y
veintiocho lo haré salir otra vez. No te retrases.
Nicholas asintió y se puso en marcha: salió de
su parapeto tras la esquina y caminó encorvado
hasta la segunda puerta de la derecha; giró la
manecilla con sumo cuidado, evitando cualquier
chasquido del mecanismo, y la dejó entornada. A
continuación, prosiguió por el pasillo y se deslizó
al interior del último laboratorio, el más próximo a
la puerta de seguridad, y cerró tras él.
Eugene esperó un tiempo prudencial a que
Nicholas ocupara su posición. Entonces, echó mano
al bolsillo de su abrigo y extrajo una de las dos
bolas de billar. La sujetó en la mano brevemente,
familiarizándose con su peso mientras se decía que
debería haber buscado la forma de practicar
aquello antes. Cuando se sintió preparado, se
asomó y lanzó la bola. La siete roja rodó sobre el
mármol como un trueno interminable, subrayando
su recorrido con un ruido prolongado que el
silencio se ocupó de multiplicar por mil.
Finalmente, golpeó la puerta y se detuvo
715

