Page 397 - Los Sin Nombre - Ramsey Campbell
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Los sin nombre: 35                                                   Ramsey Campbell

            pesar  de  haber  dormido,  pues  cada  vez  que  entraba

            alguien en la cafetería se ponía tensa, incluso cuando


            los recién llegados parecían familias. Al fin y al cabo,

            los miembros de la secta también tenían hijos.

               Ahora  que  Angela  estaba  junto  a  ella,  ¿no  debería


            sentirse tranquila? Tras nueve años de confinamiento

            era lógico que su hija ya no irradiara paz. Puede que


            aún conservara sus poderes y, quizá, estos volverían a

            manifestarse  con  el  tiempo.  Además,  era  bueno  que

            Barbara estuviera alerta. ¿Pero realmente lo estaba, si


            tenía  la  impresión  de  estar  sufriendo  alucinaciones?

            Arthur  había  aparecido  en  la  salida  y  gesticulaba

            apremiante  pero,  por  supuesto,  cuando  lo  miró  con


            atención vio que no era él.

               Abandonaron la cafetería al oscurecer, a pesar de que

            Ted no parecía deseoso de ponerse en marcha. Cuando


            le  preguntó  si  le  importaba  seguir  conduciendo,  le

            respondió  con  un  grito:  «Por  supuesto  que  no».


            Barbara se preguntó si se mostraba irritable porque, en

            parte, se sentía excluido de la reunión.

               Mientras recorrían los últimos cien kilómetros que los


            separaban de Londres, el paisaje se fue haciendo más

            suave,  borroso  y  gris.  Los  campos  se  estaban


            convirtiendo  en  extensiones  reducidas  de  niebla,  los

            arbustos de los bordes de la autopista eran masas de

            relleno que se estremecían bajo la brisa, el horizonte se





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