Page 223 - Sombras En Fuga - Orson Scott Card
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Sombras en fuga ‐ Orson Scott Card
A Sergeant no pareció importarle que fuera Carlotta
quien diera la orden. Él encabezó la marcha por el
corredor. No necesitaban rociar más. La niebla que
habían arrojado originalmente aún se difundía por el
corredor a toda la nave. En una concentración más
pequeña, no era tan rápida. Aún había rajos que agitaban
las patas y las mandíbulas. Pero Sergeant y Ender no
echaron más. Estos rajos no trataban de atacar, sino de
permanecer despiertos. Y no lo lograban.
La tercera sala estaba oscura. El lado nocturno. Pero
cuando Carlotta apuntó su linterna a la puerta, observó
que el metal estaba lustroso cerca de los umbrales
inferiores. La puerta se había usado mucho en años
recientes.
Se pusieron en posición. Carlotta se alejó del lugar
donde la puerta se abriría (había aprendido la lección) y
movió la palanca. La puerta se abrió.
No salió nada. Dentro no se oía el menor sonido.
Sergeant entró y bajó flotando hacia las ventanas,
barriendo la sala con la luz del casco.
—Ningún movimiento —dijo en voz baja—. Pero hay
una fuente de calor.
Carlotta bajó a la sala.
Ender vaciló en la entrada.
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