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Arte e Historia

                                                             en la colección de Artes Visuales del Banco Popular Dominicano

DÉcada de 1950. autores y obras paradigmáticas

    Aunque promovido como resultado de la política «benefactora» del dictador Trujillo, el cauce de
las artes nacionales es creciente e indetenible, al emprenderse acciones gubernativas en educación, ins-
titucionalidad y promoción que, si bien son oficiales, las causas esenciales la definen las vocaciones
culturales gestoras. En las principales ciudades del país, maestros de música y de las artes visuales habían
promovido academias formativas, grupos orquestales y la intelectualidad literaria se agrupaba en «peñas»,
auspiciando conferencias, juegos florales y otros certámenes que revelaban la mentalidad asociativa en
todos los aspectos de la vida nacional. El ateneísmo impulsado por Manuel de Js. Peña y Reynoso y Vir-
gilio Díaz Ordoñez, el feminismo promotor de Abigail Mejía, Woss y Gil, entre otras mujeres, los clubes
recreativos o de damas, como el «Club Nosotras», son parte de los emprendimientos que sobre todo hace
florecer la cultura urbana desde el siglo XIX hasta el tercer, cuarto y quinto decenios del siglo XX, donde
el florecimiento de las artes plásticas se amplía con el flujo foráneo y nacional.

    Hasta el 1950 puede hablarse de varias generaciones artísticas confluyendo desde la tradición precurso-
ra a la modernidad y al vanguardismo local que en literatura representan los postumistas, «Los Nuevos», los
«Sorprendidos», «la Generación 48» y además las voces independientes como autónomos son los refugiados
políticos que hacen suyo el terreno insular de manera definitiva o transitoria. Todos dejando una impronta
que influye con el carácter nativo. Este carácter dominicano podemos medirlo con los curtidos artistas
como Colson, Morel y Suro, pero también con los emergentes encabezados por Gilberto Hernández Ortega
y Antonio Prats-Ventós.

    En la mirada exhaustiva que volcamos sobre la colección del Banco Popular, encontramos obras para-
digmáticas de siete artistas notables: Darío Suro, Jaime Colson, Yoryi Morel, Guillo Pérez, Gilberto Her-
nández Ortega, Eligio Pichardo y Antonio Prats-Ventós.

Darío Suro. (La Vega, 1917/1997). Estudió en la ciudad natal con su tío pintor Enrique García Godoy.

En 1936 es integrante del movimiento literario Los Nuevos. En 1938 celebra primera exposición pictó-
rica en la capital dominicana, participando junto a Yoryi Morel en la muestra Arte Hispano Americano
que organiza el Museo de Riverside de Nueva York, en 1939. Se le incluye en la Primera Exposición
Nacional de Bellas Artes, 1940 y en la Primera Bienal, celebrada en 1942, cuando registra la segunda
individual.

    Entre 1943-1947 reside en México, donde fortalece y reorienta su pintura, retornando al país natal,
presentando muestras individuales en la ciudad capital y La Vega. En 1947 es nombrado Director General
de Bellas Artes, participando en la Bienal de 1948 con una pintura que ofrece su abordaje en el realismo
expresionista, primero intuitivo y después marcado por el drama social, la muerte y la actitud cambiante
del arte como la vida, que marca su derrotero discursivo.

    «Plañideras del Caribe», óleo/tela, 70x54.5 cms., 1952. Obra de una serie temática exhibida en España,
a ella se refiere el crítico Fernando Gutiérrez en «La Prensa», Barcelona, marzo 20 de 1952. «Mi primer

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