Page 72 - Arte e Historia
P. 72

Danilo De los Santos

como pintor de brocha gorda, asistiendo al cartelista español Luis Chávez, sabio en el manejo de la
témpera. La búsqueda de contactos artísticos le permite relacionarse con Eligio Pichardo, pintor que
le ayuda a orientarse en las nuevas búsquedas expresivas, lingüísticas, temáticas como el bodegón y el
paisaje marino. En 1958 su óleo «Mar Adentro» recibe distinción en la IX Exposición Bienal Nacional;
año en que celebra su primera individual con tratamientos focales más simples y apartado de su ciclo
precedente santiaguense, aunque la escolaridad de la ciudad marca la urdimbre emocional de su discur-
so abierto al porvenir.

    «Iglesia Mayor de Santiago», óleo/tela, 68x78 cms., 1951. Aunque el foco del cuadro es la décimonona
iglesia mayor atribuida al arquitecto empírico Onofre de Lora, la silueta de la hoy catedral mayor ofrece
una vista del paisaje de Santiago captado desde el sitio de Nibaje: el espejo fluvial del Yaque, el barrancón
del casco citadino y el Ocampo imponiendo su grandeza montañosa delante de un cielo lleno de nubes.
Las cromatizaciones apasteladas y sueltas definen arboledas y follajes con los medios tonos de un pintor
liberado de toda descripción realista.

Gilberto Hernández Ortega. Precedido por las individuales de 1946 y 1949, y su nexo con el

movimiento de la Poesía Sorprendida, el dibujante y pintor se consolida durante los años 1950 como
creador inconfundible, que pese a los nexos resulta estilísticamente incalificable. En 1954 celebra la
tercera muestra personal en la Galería de Bellas Artes, abordada críticamente con Jaime Colson, con
quien integra en el año citado el grupo Los Cuatro, que incluye a José Gausachs y Clara Ledesma.
Primer premio de pintura en la bienal de 1950 y segundo premio en la correspondiente al 1958. Para
esta fecha es profesor de la ENBA y un exponente reconocido por los críticos locales e internaciona-
les. Al presentar exposición en Caracas, Venezuela se escribe: «En Gilberto Hernández Ortega parecen
mezclarse todas las tendencias. Nadie, ni siquiera él mismo podría decir a que escuela pertenece. Es enemigo
de las «escuelas» y trata de hacer una pintura propia». («El Nacional, octubre 8 de 1951»). El crítico José
Gómez-Sicre opina que «Se constituye en un exponente del arte del Caribe, sensual, imaginativo, a rato feroz,
siempre profundamente barroco, que trata de convertir una naturaleza exuberante y una luz indomable en un
lenguaje plástico que como el propio acento con que hablamos en estas tierras, sea un denominador común de
nuestra origen geográfico».

    «Mujer en el balcón», óleo/tela, 73x57 cms., 1955. La pintura transmite un momento de ocio, de tiempo
libre de una mujer de ambigua figuración fisonómica, mágica, plural lingüísticamente, pero de condición
antillana o caribeña, desde la tez hasta el cuerpo de mulata situada entre un surreal ambiente de balcón,
cortinas y muros con sus manos entrecogidas como un manojo frutal.

Jaime Colson. (Puerto Plata, 1901/Santo Domingo, 1975). Muy joven viajó a España, estudiando en la

Escuela de la Lonja de Barcelona y en la Academia de San Fernando de Madrid. Su traslado a París es decisi-
vo: asume el cubismo, el surrealismo y hurga en las fuentes clasicistas, formulando su credo neohumanista.

                                                                                  73
   67   68   69   70   71   72   73   74   75   76   77