Page 37 - El avaro - Molière - Ciudad Seva
P. 37
El avaro - Molière - Ciudad Seva http://www.ciudadseva.com/textos/teatro/moliere/avaro.htm
ESCENA XV
HARPAGÓN y VALERIO
HARPAGÓN. Valerio, echa un vistazo a todo esto, y ten cuidado, por favor, de salvarme
lo más que puedas, para devolvérselo al mercader.
VALERIO. No digáis mas.
HARPAGÓN. (Solo.) ¡Oh, hijo impertinente! ¿Quieres arruinarme?
ACTO CUARTO
ESCENA PRIMERA
CLEANTO, MARIANA, ELISA y FROSINA
CLEANTO. Volvamos aquí; estaremos mucho mejor. No hay ya a nuestro alrededor
persona sospechosa, y podemos hablar libremente.
ELISA. Sí, señora; mi hermano me ha confesado la pasión que siente por vos. Sé las
penas y disgustos que son capaces de causar tales reveses, y os aseguro que me intereso
por vuestra aventura con sumo afecto.
MARIANA. Es un dulce consuelo ver que una persona como vos toma parte en nuestros
intereses, y os suplico, señora, que me conservéis siempre esa generosa amistad, tan
capaz de suavizar la crueldad de la fortuna.
FROSINA. Sois, a fe mía, gentes desdichadas unos y otros por no haberme enterado,
antes de ocurrir todo esto, de vuestra aventura. Os hubiera, sin duda, evitado esta
inquietud, y no habría dejado llegar las cosas al punto en que están.
CLEANTO. ¿Qué queréis? Es mi mala fortuna la que lo ha querido así. Mas ¿cuál es
vuestra decisión, bella Mariana?
MARIANA. ¡Ay! ¿Estoy yo, acaso, en situación de tomar decisiones? Y en la
subordinación en que me veo, ¿puedo forjar otra cosa que no sean anhelos?
CLEANTO. ¿Y no hay otro apoyo para mí en vuestro corazón que esos simples anhelos?
¿Ninguna piedad oficiosa? ¿Ninguna bondad compasiva? ¿Ningún afecto activo?
MARIANA. ¿Qué podría deciros? Poneos en mi lugar y ved qué puedo hacer. Pensad,
ordenad vos mismo: en vuestras manos me pongo; y os creo harto razonable para querer
exigir de mí tan sólo lo que pueda estarme permitido por el honor y el decoro.
CLEANTO. ¡Ay! ¡A qué me reducís al remitirme a lo que quieran permitir los enojosos
sentimientos de un rígido honor y de un escrupuloso decoro!
MARIANA. Mas ¿qué queréis que haga? Aunque saltase por encima de numerosos
miramientos a que está obligado nuestro sexo, tengo respeto a mi madre. Me ha educado
siempre con suma ternura y no podría decidirme a ocasionarle ningún disgusto. Haced,
37 de 57 20/04/2006 15:43

