Page 40 - El avaro - Molière - Ciudad Seva
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El avaro - Molière - Ciudad Seva                                       http://www.ciudadseva.com/textos/teatro/moliere/avaro.htm



                  viendo que me casaba con tan juvenil persona. Esta consideración me ha hecho renunciar
                  a tal propósito, y como la he hecho pedir y estoy comprometido de palabra con ella, te la
                  hubiera cedido, de no haber confesado tú esa aversión.


                  CLEANTO. ¿A mí?

                  HARPAGÓN. A ti.

                  CLEANTO. ¿En matrimonio?

                  HARPAGÓN. En matrimonio.


                  CLEANTO. Escuchad. Verdad es que no resulta muy de mi gusto; mas, por complaceros,
                  padre mío, estoy decidido a casarme con ella, si queréis.

                  HARPAGÓN. Yo soy más razonable de lo que crees. No pienso en modo alguno forzar
                  tu inclinación.

                  CLEANTO. Perdonadme; haré ese esfuerzo por afecto a vos.

                  HARPAGÓN. No, no. Un matrimonio no puede ser feliz si no existe inclinación.

                  CLEANTO. Esa es una cosa, padre mío, que tal vez venga después; y, según dicen, el
                  amor es, con frecuencia, fruto del matrimonio.


                  HARPAGÓN. No. Por el lado del hombre, no debe correr riesgo el negocio; y hay
                  consecuencias enojosas, a las que no quiero exponerme. Si hubieras sentido alguna
                  inclinación hacia ella, enhorabuena te habrías casado en mi lugar; mas, no siendo así,
                  seguiré mi primer propósito, y seré yo quien me case con ella.

                  CLEANTO. Pues bien, padre mío; ya que las cosas se ponen así, es preciso descubriros
                  mi corazón y revelaros nuestro secreto. La verdad es que la amo desde el día en que la vi
                  en un paseo; que mi deseo era, hace poco, pedírosla por esposa, y que tan sólo me ha
                  contenido la declaración de vuestros sentimientos y el temor a enojaros.


                  HARPAGÓN. ¿La habéis ido a visitar?

                  CLEANTO. Sí, padre mío.

                  HARPAGÓN. ¿Muchas veces?

                  CLEANTO. Bastantes para el tiempo transcurrido.


                  HARPAGÓN. ¿Os ha recibido bien?

                  CLEANTO. Muy bien; mas sin saber quién era yo, y esto es lo que ha producido, hace un
                  momento, esa sorpresa a Mariana.

                  HARPAGÓN. ¿Le habéis declarado vuestra pasión y el deseo que sentíais de casaros con
                  ella?

                  CLEANTO. Sin duda; e incluso algo había ya dejado traslucir a su madre.

                  HARPAGÓN. ¿Y la hija corresponde fogosamente a vuestro amor?








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