Page 161 - Los Humanoides - Jack Willianson
P. 161
Capitulo XVII
Tampoco estaba en ʺAla 4ªʺ.
Estaba parado en el lecho de un arroyo seco,
rodeado de rocas graníticas y restos de erosión. A su
izquierda había bajas colinas que parecían ser los restos
de un risco seccionado mucho tiempo atrás por un
torrente que ya no existía.
Era de noche y hacía un frío terrible.
El cielo sobre las bajas colinas no tenía nubes y sin
embargo estaba curiosamente negro, sembrado con
puntitos de luz que no titilaban.
Aquel frío horrendo hizo estremecer al astrónomo,
que estaba descalzo y con ropas de cama. Por un
momento permaneció inmóvil, dominado por un
profundo asombro. Luego sintió una mano infantil que
le tiraba de la suya y una vocecita ansiosa:
—Oh, doctor Claypool!, ¿qué podemos hacer?
Miró a su costado y vio a Aurora Hall. Ya no era
una cautiva del Cerebro. Sus ojos límpidos habían
recuperado la mirada inteligente y la sonrisa de
benevolencia había desaparecido. Temblaba y
evidentemente estaba atemorizada.
—¡Hace tanto frío! ¿Qué podemos hacer?
—No lo sé— Ni siquiera sé dónde estamos.
161

