Page 29 - Los Humanoides - Jack Willianson
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silvestres que dejara caer aquella criatura. Con cierta
vehemencia insistió:
—¡Alguien tiene que haber subido en el ascensor!
—Nadie bajó, doctor —Armstrong prosiguió
mirándolo con aquella expresión peculiar—. ¡Nadie
podía volver a subir!
—¡Pero ella estuvo... aquí! —gimió Claypool. Esos
hombres sabían la intolerable tensión que
constantemente debía resistir y no era extraño que
pensaran que había perdido la cabeza.
—Todavía estoy cuerdo, Armstrong —exclamó,
más sereno.
—Eso espero, doctor.
Los ojos del técnico seguían siendo inexpresivos.
—Hemos revisado iodo —prosiguió Dodge, con
acento parecido al de su compañero—. Nadie penetró
en el recinto, excepto el personal. Pero hay un detalle
curioso.
—¿Eh? —Claypool trató de mantener su voz
serena—. ¿De qué se trata?
—Uno de los centinelas, el sargento Stone, declaró
que hace un rato vio a una criatura cuyo vestido no
recuerda, que deseaba hablar con usted. Stone le dijo
que no podía ser y habló con Ironsmith. Luego se
marchó. Parece que tenía una tarjeta para entre...
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