Page 157 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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menos  que  regalarles  todos  los  refrescos…  El


              premio  de  consolación,  supongo.  Pero  antes


              démosles  otra  oportunidad  para  acabar  con


              nosotros.  Que  carguen  en  el  avión  nuestro


              minúsculo  premio  de  consolación  y  de  paso  les


              dejamos que se nos acerquen, tanto que puedas


              tocarlos con el arma, ellos son grandes y rápidos,


              una  ocasión  que  ni  pintada  para  lanzar  otro



              ataque. Tú estás solo, ellos son dos, la situación


              no  está  bajo  control,  ni  mucho  menos:  cargar,


              descargar,                 dos          puntos              móviles              variando


              constantemente los ángulos, con total libertad de


              movimientos,  ni  siquiera  están  atados  el  uno  al


              otro. Como una cuadrilla de trabajo, ¿eh, Hig?




                     Escupitajo.




                     Bueno,  quizá  fue  tu  día  de  suerte.  No


              estuviste muy fino pero al final te salió bien. De


              chiripa. Una puta flor en el culo es lo que tienes,



              chaval,  porque  te  dieron  una  información


              valiosísima.  Te  cayó  del  cielo:  no  hizo  falta


              arrancársela, ni presionarlos siquiera. ¿Presionar,


              Hig? ¡Ja! Me parto. En fin, que nos soplan lo de


              los árabes.




                     Se  puso  a  soltar  tacos  entre  dientes.  Y  esta








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