Page 23 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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acabaron  las  dudas:  perseguía  a  los  salvajes,


              que  eran  asustadizos,  pero  no  a  los  residentes,


              más agresivos. Bueno, esa era mi teoría.




                     No tuvimos hijos. Ella no podía. Fuimos a un


              médico. Quiso vendernos unos tratamientos, pero


              los  rechazamos.  Estábamos  contentos  con


              tenernos  el  uno  al  otro.  Y  de  pronto,  como  por


              milagro,  se  quedó  embarazada.  Nos  habíamos


              acostumbrado  el  uno  al  otro  y  yo  no  estaba



              seguro  de  poder  querer  a  otra  persona  más.  La


              miraba  dormir  y  pensaba:  Te  quiero  más  que  a


              nada.




                     A  veces,  en  aquel  tiempo,  cuando  iba  a


              pescar  con  Jasper  y  remontábamos  el  Sulphur,


              llegaba  al  límite.  Sentía  como  si  me  fuera  a


              estallar  el  corazón.  Estallar  no  es  lo  mismo  que


              romperse. Era como si no hubiese modo humano


              de  contener  tanta  belleza.  No  era  eso



              exactamente, no era solo la belleza. Más bien la


              sensación  de  encajar.  Un  pequeño  recodo  de


              piedras lisas, los riscos inclinados. El olor a picea.


              Los  anillos  tenues  que  la  pequeña  trucha


              degollada  deja  en  las  aguas  negras  de  un


              remanso. Y ni siquiera había que dar las gracias.


              Solo estar. Solo pescar. Solo remontar el arroyo






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