Page 230 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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tenía toda la pinta.
Pausa.
Pero estuviste muy bien. Igual podrías haberlo
logrado sin el mortero. ¡Qué manera de disparar!
La hostia.
Vi mi fusil a quince metros, debajo de un
arbusto. Incliné la cabeza hacia atrás, como
antes en el monte: los ojos cerrados bajo el
torrente de sol, el zumbido que se iba apagando
despacio, como un viento errante. Me eché a reír.
Y a llorar. No sé cuánto tiempo estuve riendo y
llorando a la vez, como un loco.
Esa tarde volé. No estaba en las mejores
condiciones, pero lo hice igual. Para buscar a los
otros cuatro, para ver si tramaban algo contra las
familias o contra nosotros, pero no vi ni rastro. Se
dirigieron a las colinas. Volar era lo mejor. Era la
primera vez en años que salía sin Jasper.
Todavía llevaba en el asiento su colcha del
cazador de faisanes, para que me diera suerte,
supongo. Aún tomaba los giros con cautela y
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