Page 273 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Cómo te gustaba esto, ¿eh, colega? Ir hasta


              el río que había debajo del parque del pueblo y


              que  te  lanzara  el  palo  a  la  corriente.  No  se  te


              daba  muy  bien  lo  de  recoger  el  palo,  y  nadar


              tampoco,  pero  lo  pasabas  muy  bien.  Qué  buen


              ejemplo para todos, ¿eh?




                     Sigo  el curso del río y me  dirijo a la  meseta


              alta y seca. Siento un nudo en las tripas.




                     No  puedo  seguir  viviendo  así.  La  verdad  es


              que  no  puedo  seguir  viviendo  de  ninguna


              manera.  ¿Qué  he  estado  haciendo?  Me  he



              pasado nueve años fingiendo.




                     La  carretera  que  tomábamos  cruzaba  un


              puente  verde.  El  cañón  se  llamaba  Domínguez.


              Vuelo a ochocientos pies. Veo el puente. Veo los


              frutales que llegan hasta las paredes del cañón.


              Veo el camino de tierra. Lo sigo.




                     Bosque ralo, piñoneros, enebros casi negros y


              todavía vivos. Arboles del desierto que no crecen


              a lo alto, sino que se vuelven gruesos y nudosos.


              Chaparros y tercos. Me recuerdan a Bangley. Se



              niegan  en  redondo  a  morir.  Algunos  de  ellos  ya


              estaban aquí cuando el sacerdote español que da


              nombre al cañón viajó por la región con su dios.






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