Page 348 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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No te importa que eche una siesta, ¿verdad?


              Se me están cerrando los ojos.




                     Será  por  la  leche.  Se  levantó  y  señaló  un


              lugar bajo los árboles, junto al arroyo. Allí hay una


              especie de hamaca. Estás invitado.




                     Invitado.  Para  bien  o  para  mal.  Le  di  las


              gracias por la comida, me eché sobre una sábana


              suspendida  junto  a  la  corriente,  me  tapé  con  mi


              abrigo y me dormí.




                     Soñé con una casa en medio de un prado que


              debía  de  ser  mía,  quiero  decir  que  volvía  a  un


              lugar  que  había  construido  yo  mismo,  con  la



              esperanza de encontrar un refugio, un hogar que


              cobijaría  todo  lo  que  yo  amaba,  y  al  acercarme


              campo  a  través  veía  un  anexo  levantado  a  un


              lado,  a  la  derecha,  más  grande  que  la  propia


              casa  y  con  unos  ángulos  que  me  resultaban


              extraños, contrarios a mi percepción de las cosas


              —lucernas inquietantes a una gran altura bajo el



              tejado,            cantos             sobresalientes                    en         lugares


              inverosímiles—,  y  se  me  encogía  el  corazón


              mientras  se  apoderaba  de  mí  un  negro


              presentimiento: el de que en mi casa vivía alguien


              a quien odiaría y que había obtenido derechos de








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