Page 514 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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esas palabras. Cualquiera que tuviese unos
prismáticos podía comprobar que el cartel no
mentía: las figuras consumidas, inclinadas hacia
delante como luchando con un ventarrón, los
movimientos exhaustos, los ojos hundidos. La
enfermedad mantenía a los atacantes a distancia,
les conservaba la vida al mismo tiempo que los
mataba.
En el vuelo de regreso no dijimos ni una
palabra pese a que los auriculares funcionaban
perfectamente.
Esa noche nos tumbamos al pie del
montículo, muy juntos. Boca arriba, observamos
los arrecifes de nubes resplandecientes que se
desgarraban de los bancos acumulados sobre las
montañas. Bañadas con la luz de la media luna,
se estremecían desde dentro, preñadas de los
relámpagos de una tormenta de verano. Las vi
acercarse y deseé que un chaparrón nos obligara
a entrar corriendo en el hangar y compartir
habitación con Bangley. Un poco de lluvia le haría
mucho bien a la comarca. Al final se hicieron
algunos estudios, dijo. Algunos informes
convincentes.
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