Page 22 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 22
Los lirios crecían en un vaso de cristal del tamaño de
un estadio, el Palacio de Diamante, que estaba abierto
al público. Turistas, pensionistas en aerobicicletas, y
filas de escolares uniformados marchaban por el
interior un año sí y otro también, mirando a través de
paredes de vidrio (en realidad diamante sólido, que era
más barato) a las distintas fases de la línea de
desensamblado molecular que era Fuente Victoria.
Aire sucio y agua sucia entraban y se acumulaban en
los tanques. Al lado de cada tanque había otro tanque
que contenía agua o aire ligeramente más limpios. Se
repetía varias docenas dé veces. Los tanques al final
estaban llenos de nitrógeno perfectamente limpio y
agua perfectamente limpia.
A la sucesión de tanques se la llamaba cascada, un
fragmento de capricho ingenieril que se perdía para los
turistas que no encontraban nada digno de fotografiar
allí. Toda la acción tenía lugar en las paredes que
separaban los tanques, que no eran paredes en realidad
sino una malla casi infinita de ruedas
submicroscópicas, siempre en rotación y con muchas
puntas. Cada punta atrapaba una molécula de agua o
nitrógeno en el lado sucio y la soltaba después de girar
en el lado limpio. No atrapaban nada que no fuese
nitrógeno o agua, por lo que los otros elementos no
22

