Page 24 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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alquiler,  y  los  mensajeros  la  llevaban  a  los  camellos.

              Mientras tanto, una nube de vigías y cebos circulaban

              probabilísticamente  por  el  vecindario,  sin  detenerse


              nunca  lo  suficiente  como  para  que  los  parasen  por

              vagabundear,  vigilando  la  llegada  de  la  policía  (o

              aparatos de vigilancia policial) a través de las pantallas


              en las gafas de sol.




                  Cuando Bud le dijo a su último jefe que le follase un

              pez,  había  estado  seguro  de  que  podría  conseguir  un

              trabajo como mensajero. Pero no había sido así, y desde


              entonces  un  par  de  naves  aéreas  había  llegado  de

              Norteamérica  y  habían  descargado  miles  de  basura


              blanca y negra en el mercado de trabajo. Ahora a Bud se

              le  acababa  el  dinero  y  estaba  cansándose  de  comer  la

              comida gratuita de los compiladores públicos de materia.




                  El  Peacock  Bank  era  un  hombre  elegante  con  una

              perilla  canosa,  que  olía  a  limón  y  que  vestía  un  traje


              cruzado  demasiado  elegante  que  dejaba  bien  clara  la

              estrecha cintura. Se le podía encontrar en una oficina

              bastante sórdida, sobre una agencia de viajes, en uno de


              los  terribles  edificios  entre  el  Aeródromo  y  la  costa

              bordeada de burdeles.








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