Page 161 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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posible que se debiera a que, como decían algunos, casi to‐
das las personas incapaces de soportar a los marcianos ya
habían hallado una forma de evasión en la locura.
Otros atribuían ese avance a los consejos cada vez más
acertados que los psicólogos podían dar a los que aun se
mantenían cuerdos. La incidencia del nivel de locura había
descendido, decían, cuando se llegó a aceptar que era mu‐
cho más seguro tratar de ignorar a los marcianos hasta
cierto punto. Era conveniente maldecirlos e irritarse con
ellos de vez en cuando. De otro modo la presión iba en au‐
mento en las mentes, como el vapor aumenta de presión
dentro de una caldera sin válvula de seguridad, y entonces
no se tardaba mucho en reventar.
Y también se atribuía el avance al consejo, igualmente ra‐
zonable, de que no se tratase de ganar la amistad de los
marcianos. Al principio muchas personas lo intentaron, y
se cree que el mayor porcentaje de víctimas mentales fue
entre ese grupo. Hubo muchísimos hombres y mujeres de
buena voluntad que lo probaron aquella primera noche; al‐
gunos siguieron probando durante bastante tiempo. Unos
pocos que debían de ser santos y personas de una sereni‐
dad maravillosa, nunca dejaron de intentarlo.
Sin embargo, sus esfuerzos eran inútiles porque los mar‐
cianos se movían mucho. Ningún marciano se quedaba
mucho tiempo en un mismo sitio o en contacto con la
misma persona, familia o grupo. Quizá fuese posible, aun‐
que parece improbable, que un humano de extrema pa‐
ciencia pudiera llegar a entablar relaciones amistosas con
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