Page 166 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–Doctor Snyder, ¿se encuentra bien? –sonó la voz de Mar‐
gie.
–Sí, Margie.
Levantó la cabeza y trató de recobrar la compostura; de‐
bió de conseguirlo, porque aparentemente ella no observó
nada anormal.
–Tenía los ojos cansados –añadió–. Estaba descansando
un momento.
–¡Ah! Bueno, ya he enviado el manuscrito. Y sólo son las
cuatro. ¿Está seguro de que no quiere que haga alguna otra
cosa antes de marcharme?
–No. Espere, sí, hay algo. Podría buscar a George y de‐
cirle que cambie la cerradura de la puerta de Luke. Quiero
decir que puede poner una cerradura corriente.
–Muy bien. ¿Ha terminado su informe?
–Sí, ya lo he terminado.
–Bien. Iré a buscar a George.
Margie se marchó, y él escuchó el taconeo mientras ba‐
jaba por la escalera en dirección a las habitaciones del por‐
tero, en el sótano.
El doctor Snyder se puso en pie casi sin darse cuenta. Se
sentía terriblemente cansado, terriblemente descorazo‐
nado. Necesitaba descansar, dormir un rato. Si se quedaba
dormido y llegaba tarde a la cena o a la reunión, no tenía
ninguna importancia. Necesitaba el sueño más que la cena
o la inútil discusión con sus colegas.
Caminó cansado por el alfombrado pasillo, subió al se‐
gundo piso y empezó a avanzar por el corredor.
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