Page 192 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Podía decirse que cerca de tres mil millones de personas
le escucharían. Y también, cerca de mil millones de marcia‐
nos.
Si tenía éxito seria el hombre más famoso... Pero Ishurti
apartó su mente con rapidez de aquella idea egoísta. Debía
pensar en la humanidad, no en sí mismo. Si conseguía el
éxito, se retiraría en el acto para que nadie pudiera acusarle
de intentar obtener beneficios de su éxito.
Si fracasaba... Pero tampoco debía pensar en eso.
Ningún marciano parecía estar presente en el estudio, ni
tampoco en la parte de la sala de control que podía distin‐
guir a través de la pequeña ventana.
Volvió a toser, ya en el último instante. Vio cómo el hom‐
bre en la sala de control cerraba un contacto y luego le hacía
una señal.
Yato Ishurti cerró los ojos y empezó a hablar:
–Pueblos de todo el mundo, os hablo a vosotros y a través
de vosotros a nuestros visitantes de Marte. Principalmente
me dirijo a ellos. Pero es necesario que vosotros también
me escuchéis, de modo que cuando haya terminado podáis
responder a una pregunta que os haré.
»Marcianos, cualesquiera que sean vuestras razones, no
nos habéis confiado el porqué de vuestra presencia entre
nosotros. Es posible que seáis seres malignos y perversos,
y que nuestro dolor sea vuestra alegría. Es posible que
vuestra psicología, vuestra forma de pensar, sea tan dis‐
tinta de la nuestra que no podamos comprender vuestros
motivos, aunque tratéis de explicarlos.
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