Page 1042 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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conectados a él por pequeños haces de cable. Isaac
examinaba cada tarjeta, la comparaba con sus notas,
garabateaba rápidos cálculos antes de introducirla en
cualquiera de las ranuras de entrada.
Los motores despedían un escándalo mientras sus
finas dentaduras de trinquetes se deslizaban sobre las
tarjetas y mordían las perforaciones cuidadosamente
realizadas; las instrucciones, las órdenes y la
información se descargaban en sus cerebros
analógicos. Isaac procedía con lentitud, aguardaba
hasta sentir el clic que marcaba que el procesamiento
había tenido éxito antes de sacar la tarjeta e introducir
la siguiente.
Tomaba notas, mensajes incomprensibles
garabateados para sí mismo sobre trozos desgarrados
de papel. Respiraba con rapidez.
Empezó a llover de forma repentina. Eran gotas
gruesas y untuosas que caían de forma indolente y
estallaban al tocar el suelo, espesas y cálidas como el
pus. La noche era muy cerrada y las glutinosas nubes
de tormenta contribuían a ello todavía más. Isaac
trabajaba deprisa, sintiendo de pronto los dedos muy
torpes, muy grandes.
Flotaba en el ambiente una sensación de resistencia,
un peso que se prendía del espíritu y empezaba a
saturar los huesos. La percepción de lo insólito, de lo
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