Page 144 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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serpiente.

                La testa del mafadet descansaba sobre el suelo. La

            larguísima lengua bífida salía y entraba de las fauces.


            Los ojos refulgían de negrura.

                Isaac aferró a Derkhan.

                —Es  un  puto  mafadet  —siseó,  atónito.  La  mujer


            asintió, con los ojos abiertos como platos.

                La muchedumbre se había retirado de las cercanías


            de la jaula. El presentador asió un palo terminado en

            un  garfio  y  lo  introdujo  entre  los  barrotes,

            aguijoneando  a  la  enorme  criatura  del  desierto.  El


            animal  respondía  con  un  profundo  rugido  siseante,

            tratando de alcanzar patéticamente a su atormentador


            con una enorme zarpa. El cuello se enroscaba y retorcía

            con desdicha inconexa.

                En los espectadores se produjeron algunos gritos. La


            gente se acercaba a la pequeña barrera frente a la jaula.

                — ¡Atrás, señoras y señores, atrás, se lo suplico! —La

            voz  del  presentador  era  pomposa  e  histriónica—.


            ¡Están  todos  ustedes  en  peligro  de  muerte!  ¡No

            enfurezcan a la bestia!

                El  mafadet  siseó  de  nuevo  bajo  su  continuo


            tormento. Se retiró a rastras, alejándose del alcance de

            la cruel punta.


                El asombro de Isaac desaparecía a ojos vista.

                El  animal,  exhausto,  se  acobardaba  en  indigna




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