Page 149 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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contemplaba avaricioso aquella charlatanería, aquella

            criptociencia.

                Dejaron el museo. A su derecha esperaba Anglerina,


            Reina del Mar Más Profundo; a su izquierda, el hombre

            cacto más viejo de Bas‐Lag.

                —Me estoy deprimiendo —anunció Derkhan.


                Isaac asintió.

                —Encontremos  al  Jefe  Pájaro  del  Desierto  Salvaje


            cuanto  antes,  y  que  les  den.  Te  compraré  algodón

            dulce.

                Se movieron entre las filas de deformes y obesos, de


            grotescamente  hirsutos,  de  enanos.  Isaac  señaló  de

            repente sobre ellos el cartel que acababa de divisar.


                « ¡EL REY GARUDA! ¡SEÑOR DE LOS CIELOS!».

                Derkhan  tiró  de  la  pesada  cortina.  Intercambiaron

            miradas y entraron.




                —  ¡Ah!  ¡Visitantes  de  la  extraña  ciudad!  ¡Vengan,

            siéntense a oír historias del cruel desierto! ¡Quédense


            un rato con un viajero de muy, muy lejos!

                La  voz  quejumbrosa  surgía  de  las  sombras.  Isaac

            trató de ver a través de los barrotes y divisó una oscura


            y  desordenada  figura  que  se  erguía  a  duras  penas,

            aguardando en las tinieblas del fondo de la tienda.


                — Soy el jefe de mi pueblo, y vine a ver la Nueva

            Crobuzon de la que había oído hablar.




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